Dos destinos sacados de un cuento: Patones de Arriba y Casillas
Buscando por la geografía española hemos dado con dos pueblos con encanto que te enamorarán desde el primer momento. Uno de ellos se localiza al nordeste de la Comunidad de Madrid. Se trata de Patones de Arriba, un lugar de ensueño con el que podrás perderte por sus eternas callejuelas empedradas. Y por otro, Casillas, en Ávila. Este segundo, cuenta con unas vistas maravillosas, pues es necesario recalcar que se localiza a lo alto de la montaña y está rodeado de vegetación. Un respiro para el alma y para los amantes de la naturaleza.
Casillas -Ávila-
¿Dónde esta Casillas? Se sitúa a tan solo una hora del centro de Madrid y se puede llegar tanto por un autobús que se puede coger en Méndez Álvaro o Atocha o con un coche particular. La ruta es sencilla y los paisajes que se dejan a su paso son espectaculares. Sin duda, la mejor época del año para visitar este pueblo es el otoño, pues el contraste de colores en sus paisajes no deja indiferente a nadie.
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Pero ¿qué se puede ver? Donde está el ayuntamiento se encuentran la mayor parte de los locales de restauración. Además de ser un punto de encuentro para los lugareños es el lugar donde se celebran las fiestas más importantes. Cerca, a escasos metros se localiza la iglesia de San Antonio de Padua que data en el siglo XVI. Una construcción repleta de historia.
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Sin duda, otro de los puntos de interés que tiene Casillas es la piscina municipal. Una vista panorámica que no se olvidará jamás. Además, cuenta con un restaurante de cocina típica en el que poder degustar deliciosos platos. Cerca se encuentran las Eras. Un paraje natural de grandes dimensiones donde pasar el día y ver los mejores atardeceres de la zona. Cuenta también con una capilla abierta al público.
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Patones de Arriba
Situado en la Sierra Norte de Madrid, Patones se esconde en la ladera de un barranco conocido como el Cerro de Oliva. Hay que tener en cuenta que para llegar al pueblo se puede acceder a través del transporte público, pero también con un vehículo propio. En el caso de ir en coche, nada más llegar hay una explanada en la que poder dejarlo, ya que en el interior no hay sitio para estacionarlo.
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Para poder conocer Patones, lo ideal es perderse por su callejuelas empedradas que dejan una postal sacada de un cuento. Además, hay varios lugares de restauración en los que poder hacer una parada para luego continuar con la ruta.
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